¿Qué es el marketing de contenidos?
Por definición, el marketing de contenidos se basa en ofrecer contenido útil e interesante para atraer a clientes potenciales y establecer un vínculo con ellos mediante la confianza generada. O como bien dice Joe Pulizzi, una de las primeras personas en extender su uso: “El marketing de contenidos es el arte de la comprensión de lo que tus clientes necesitan saber, para suministrarles a los mismos de una manera relevante y convincente”.
Es necesario conocer muy bien a nuestra audiencia, entender lo que les interesa, para poder generar los contenidos que realmente susciten su interés.
El marketing de contenidos consiste en poner a nuestro cliente potencial en el centro de nuestra estrategia. Lo primordial es que cubramos sus necesidades. Las nuestras -conocidas como objetivos-, pasarán a un segundo plano.
Tenemos que tener muy en cuenta que con el marketing de contenidos no vamos a aumentar rápidamente nuestras ventas, sino que lo que hacemos es ayudar a nuestra audiencia potencial a calmar sus pain points; la venta se conseguirá de una manera indirecta, cuando nos hayamos ganado su confianza.
Es importante que esta demora en la conversión no se identifique como un factor negativo, y sí como una base segura de crecimiento de nuestro negocio.
Nuestro objetivo principal a la hora de crear esta estrategia será enfocarnos en crear contenido que solucione los problemas que el usuario tiene en ese momento de la mejor forma (formato), consiguiendo atraerle y retenerle con nuestros contenidos. De esa forma nos quedaremos en la mente del consumidor, que se acordará de nosotros cuando necesite uno de los productos o servicios que ofrecemos y nos comprará.
Es importante saber diferenciar el content marketing o marketing de contenidos, de otros tipos de comunicaciones que NO están orientados al usuario:
- Contenido de marca o branded content: para dar visibilidad y alcance a la marca.
- Contenido corporativo: tiene un caracter informativo, como notas de prensa, catálogos de producto, mensajes dentro de la página web, etc.
- Contenido publicitario: dentro de éste entrarían los spots que podemos ver en YouTube, por ejemplo, banners, promociones en Facebook…
Estos contenidos no están orientados al usuario, son todo lo contrario del content marketing. Así que, cuando estés trabajando tu marketing de contenido, recuerda:
- No hables de tu marca.
- No hables de tus productos o servicios.
- No intentes vender nada.
- Puedes hablar de eventos o iniciativas en las que participas, noticias del sector, pero que nunca el foco seas tú.
El truco está en conocer bien a tu audiencia y crear y distribuir este contenido en tu blog, redes sociales, newsletters, infografías, vídeos, ebooks, webinars, guías, etc.
Creando buenos contenidos (y originales) lograrás captar tráfico a tu web, generarás confianza hacia tu marca y se creará una buena reputación en torno a tu empresa.
Tradicionalmente estos contenidos pueden clasificarse según formato y género:
- Contenidos Audiovisuales: fotografías, videos, ilustraciones, infografías… que podrían servirnos, por ejemplo, para explicar datos de informes, acompañar textos e incluso para mostrar una guía paso a paso de forma más comprensible.
- Contenidos Textuales: entrevistas, casos de estudio, artículos del blog… son sin duda los más periodísticos, aunque la mayoría de veces los posts que se publican no siguen una estructura ni jerarquización “noticiera”.
Si hablamos de contenidos para publicar en Redes Sociales, tenemos que tener muy en cuenta la extensión del copy o texto, un ejemplo de ello es lo que ocurre en Twitter, que nos limita el texto en 280 caracteres -el año pasado estaba en 140 caracteres-.
La clave aquí es generar contenido de valor. Generar contenido valioso es el pilar fundamental de nuestra estrategia de contenidos. Como bien sabemos, en Internet se producen millones y millones de contenidos cada hora. Con la llegada de las Redes Sociales, la facilidad de crear y difundir contenido ha sido brutal, hasta tal punto en el que estamos viviendo una evidente saturación de contenidos. Es tal la congestión, que hasta se ha acuñado el término infoxicación.
Así bien, debemos de tener claro que los usuarios no necesitan más contenidos, sino que éstos sean mejores que los que ya hay.
Si una de las frases redundantes dentro del marketing es que “el contenido es el rey”, podemos decir que la segunda es que “el contenido ha de ser de valor”. Marketing de Contenidos, Eva Sansgustín.
Como sabemos, no hay una medida estándar que nos diga la calidad de nuestro contenido, pero sí que existen algunas consideraciones a tener en cuenta, sinónimos de ‘valor’, éstos son: relevancia, interés, utilidad, ‘compartibilidad’, calidad, credibilidad, originalidad, personalización y finalidad.
Si conseguimos crear un contenido que recoja todos estos sinónimos, podremos decir que nuestro contenido es el rey. Pero como bien sabréis, este tipo de contenido no es fácil de generar y requiere de mucho tiempo para su creación (¡y muchos dolores de cabeza!).
Cuando crees un contenido de valor, te darás cuenta enseguida: conseguirás unos resultados increíbles e interacciones al instante.
Recordamos que el objetivo primario del marketing de contenidos no es la de generación de leads o ventas. En su lugar, debemos aspirar a conseguir:
- Conexión y cercanía con el usuario. Estamos ahí para resolver sus preocupaciones y puntos de dolor.
- Reputación, confianza y credibilidad.
- Posicionamiento en el top of mind del usuario para que nos vea como una fuente de información relevante.
- Reconocimiento de marca a la hora de toma de decisiones por parte del usuario.
Cuando ponemos en marcha contenidos desde la perspectiva del marketing de contenidos, conseguiremos todos estos beneficios a la vez si los planificamos adecuadamente, que serán la base de hasta un 60% de tus ventas a medio-largo plazo.
¿Todavía piensas que invertir en contenido es una pérdida de dinero?